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miércoles, 9 de octubre de 2013

Camino Medieval de Bandujo



   Al lado de la Torre Medieval, desde donde se divisan diferentes lugares el pueblo, encontramos un panel informativo que nos explica las características de Bandujo o Banduxu como modelo de aldea dormida, conservando a lo largo del tiempo, durante siglos, sus componentes básicos.


   Así la electricidad, el agua corriente en las casas o la carretera no hicieron su aparición hasta los años 80 del siglo XX. Por este motivo la senda que transcurre paralela al río Valmoro desde la AS 228 hasta el pueblo, ha sido el principal medio de enlace y comunicación con el mundo circundante durante muchos años.


   Algunos vecinos todavía recuerdan momentos, detalles,  anécdotas, …… bajando, sin apenas amanecer, con sus rebaños de ganado hasta la carretera, donde esperaban los camiones para llevarlos a la feria. Muchos te describen cada palmo de la subida, después de algunos años sin usar la senda.
   A escasos 5 km saliendo de Proaza, Caranga de Abajo, donde siguiendo por la AS 228, dirección Puerto de Ventana, en paralelo al río Teverga y la Senda del Oso, a unos 2 km visualizamos un indicador S. Martin Teverga 8 – Pto. Ventana 28 con una pequeña zona abierta en el arcén para aparcar 2-3 coches.


   En la otra orilla de la carretera una vieja marquesina con el poste de parada de bus, exactamente enfrente del pequeño indicador: Km 21.
   Desde este lugar, cruzamos el puente de hormigón sobre el río Teverga hasta enlazar con la Senda del Oso. Después de caminar unos metros por la Senda, a la derecha o río abajo, localizamos la señal que nos indica el camino hacia nuestro destino. Desde esta desviación no hay pérdida posible, solo nos queda disfrutar del paisaje por la Foz de Valmoro hasta llegar a Bandujo.



   El ser humano ha dejado su huella en su lucha por colonizar espacios cada vez más alejados de los primeros asentamientos, creando un paisaje único. Abriendo paso a paso, paralelos a los ríos, viejos caminos que se deslizan como culebras hasta alcanzar el espacio elegido.



   “Todos los cuadros están en ellos. Todos los enfoques de la vista tienen cobijo en sus recodos y trazos. Todos los pies tienen acomodo en su lecho. Todas las entradas y salidas están aquí. El mundo entero accede por sus trazados a su principio y su fin. Todos los caminos de la Historia se corresponden, en una red interminable de líneas visibles e invisibles, pero solamente perceptibles en el cuerpo de quien las transita.”


   El camino hasta llegar a Bandujo es ascendente, con más o menos pendiente, tramos en buen estado de conservación, otros con piedra suelta. En su orilla restos de troncos caídos, musgos y líquenes, dando una sensación natural, relajante y acogedora.



   Predominan castaños, robles, avellanos, arces, espinos o majuelos, fresnos y otros caducifolios, creando un ambiente sombrío, muy agradable en la época de verano.
   Poco a poco, casi sin darte cuenta, la observación permanente o la simple contemplación del espacio que te rodea, te va integrando con el entorno, estás disfrutando y te hace olvidar la marcha ascendente de la senda.



   Son los colores, las sombras, los sonidos, una planta, una roca cubierta de musgo, un diminuto chorro de agua, un tronco atravesado, una piscina natural……. son tantos los elementos naturales para descubrir que en ocasiones es un constante subir y bajar desde el camino al río buscando una foto singular……… es una exploración imprevista.



   La persistente compañía del río, inmerso en el paisaje, que unas veces se acerca y otras se aleja, es determinante, con varios puentes que lo cruzan, buscando siempre el lugar más cómodo y apropiado para el camino. Los árboles caídos no son un estorbo, más bien un adorno.


   Hacia la mitad de la senda, después de pasar al lado de una vieja cabaña medio destruida, la pendiente aumenta, el río se aleja, ahora es curva tras curva, serpenteando para ascender con más comodidad, en algunos tramos pisando piedras perfectamente colocadas para que el sendero perdure a pesar del paso de los años.


   El bosque no pierde su embrujo, los árboles persisten en su compañía, ya a lo lejos desde un pequeño claro divisamos algunas casas del pueblo. La magia del bosque caducifolio va dando paso a la magia medieval e histórica con los primeros edificios. Aparecen hayas, ……y madroños, la lección de árboles se va completando.



   Cuentan los lugareños de más edad que los primeros pobladores de Bandujo o Banduxu quizás fueron pastores venidos de las zonas de Proaza o Teverga, que habituados a tener sus rebaños en aquellos lugares, decidieron finalmente buscar un asentamiento definitivo. Es, sin duda, un ejemplo de esos pueblos que a lo largo de la geografía asturiana sufrieron un tipo de aislamiento y condiciones de vida especiales hasta la segunda mitad del siglo XX, conservando muchas de sus tradiciones y modos de vida.



   Para tener una buena perspectiva de la aldea resulta interesante subir a la parte alta, buscando la carretera. Posiblemente sea uno de los más interesantes conjuntos monumentales de carácter medieval que podamos apreciar en la zona rural asturiana.


   Buscando información histórica sobre Bandujo se hace referencia a “la excepcional conservación sin muchas alteraciones, y a la suma de elementos arquitectónicos y de construcciones auxiliares, formando una asombrosa agrupación”.
   En este sentido, se debería añadir el interés, el esfuerzo y el arraigo de muchas familias que a lo largo de muchas generaciones han sabido levantar y mantener sus edificios en un excelente estado de conservación, así como tradiciones, costumbres, culturas y formas de vida..


   Existen documentos de finales del siglo VIII y comienzos del IX que hablan de Bandujo como villa o lugar, un emplazamiento bien asentado, vinculado a la sociedad feudal.
   “La magnífica torre defensiva es sin duda la estrella, al ser la mejor conservada de Asturias, pero también su variado caserío con varias viviendas señoriales, su iglesia medieval de Santa María, el cementerio o el impresionante conjunto de hórreos paneras y molinos. Bandujo está declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de Conjunto Histórico.”


      La “Torre de Tuñón” o “Torre de Bandujo” es una interesante y representativa torre bajomedieval y está emplazada estratégicamente en una zona alta, dominando el entorno.


   Tiene cuatro plantas de altura y en el interior estructura de pisos y escaleras. Se puede observar el escudo en la parte superior con los blasones de los Tuñón, los Miranda y los Bandujo. El edificio también sirvió de cárcel y ayuntamiento.



   El conjunto medieval de esta aldea está integrado por distintos barrios: La Molina, El Toral, El Campal, Palacio, El Barreiro, El Taranu, entre otros. Y se han mantenido intactos, dormidos o fosilizados desde la Edad Media, principalmente desde el siglo XVIII, conformando este atractivo lugar del Concejo de Proaza.



   Utilizando el mismo camino, el descenso te sirve para recordar, revivir y añadir algún nuevo detalle que te había pasado inadvertido, introduciéndote de nuevo en la magia que el sombrío bosque genera continuamente.
   Son unos 6 km, ida y vuelta, que merece la pena hacer con tiempo, disfrutando de cada momento y rincón. La ruta es muy recomendable y merece la pena.












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